sábado, 19 de abril de 2014

Soy una de esas personas a las que no les importa su nombre.
Ha cambiado tantas veces y me han llamado de tantas formas que ya no importa, para mí, cuál es el de verdad.

Desde muy pequeña dejé de llamarme Pamela, así que nunca tuve tiempo de acostumbrarme a él. Era 'monito', 'la niña', 'pame', y solo Pamela cuando venía el regaño, así que está asociado -todavía- al miedo, a ser alguien malo, alguien equivocado.

Luego fui 'panela', 'aguapanela', 'Panelo Valencia', 'pamerlis'. Después encontré el mejor lugar para no ser, para seguir evadiendo mi nombre sin reparos: tuve un nombre que era, al tiempo, una flor, una reina, un asteroide, una canción y varias ninfas. También tuve un nombre en hindi que significaba 'sin límite' (nada más alejado de la verdad).

He sido frutas, medias mañanas, aves, especias, decenas de flores y postres, pero sigo sin nombre, sigo sin llamarme, sigo sin reconocerme en mi firma, sigo sin asociar el sonido o las letras con el reflejo en el espejo.

19 de abril del 2014

viernes, 18 de abril de 2014

La casa del lago, blanca, nunca estuvo abierta, nunca era visitada y acercarse a ella causaba ahogo, frío.
Era húmeda y babosa, pero toda blanca. Sus ventanas llenas de musgo mostraban un mundillo oscuro y ondulante: no se podía saber si su azulverdegrís era solo un espejismo.

La casa del lago, y el lago descolorido, lechoso, inhospitalario, que perdía toda importancia enfrentado a la imponente casa.
El lago parecía temerle a la casa: cuando el viento soplaba en su dirección, el lago se estremecía, sus aguas impersonales  temblaban y parecía oscurecerse. Cuando el viento soplaba desde la casa, el lago parecía crecer, blancuzco y triste, sobre un montón de piedrecitas azul y maticas insignificantes.

El camino resbaloso que los unía, del mismo color del lago, era un recuerdo del miedo viejo, del miedo triste que dominaba el lago.

Una tarde extrañamente calurosa el lago pareció despertar, el viento se quedó rondando la casa, el lago tomó el camino. El miedo de tantos años hinchó sus ganas y ataco la casa...
pero ella fue más fuerte en su mutismo, se tragó el lago cuando este abrió la puerta y se encerró hinchada mientras sus paredes flexibles se acomodaban, estirándose, a las nuevas ondulaciones.

16 de febrero del 2010
Estamos locos, locos, locos, la estulticia nos gobierna.
Loca Juana (más locos, recitan partes del Elogio a la locura).

El loco habla, aburre, se golpea en los brazos:
-Se me cae la mirada. Llámame glotón, Colón, molón, rarón. Me gusta rimar sin sentido, sin ganas de hilar lo que pienso, hilón, tontón, malón.

-Duele, teme, no perece lo perenne, extractos y epígrafes estultos, locos, loco, colo, colo, culo. No, no lo entiende, no, lo que dice, no, el loco no sabe y su videncia es espejismo caliente.

El loco, la muerte, decadencia insoportable, el loco que se sale por los ojos al mirarnos al espejo.
Nadie se salva, no, condenados sin remedio, encadenados, algunos luchan por escapar, locos, insoportables, llorar frente al espejo, no reconocerse.

17 de febrero del 2010